Se escaparon de la fuente tres
tomates regordetes y acompañaron la fuga verdes hojas de lechuga.
Hasta la mesa corrieron, bajo de
ella se escondieron a esperar que alguien abriera la puerta de la heladera. Y en
silencio se quedaron y con paciencia esperaron, hasta que entró a la cocina la
mucama Josefina.
¡Qué se ponga a lavar platos! Cuchicheaban
por lo bajo porque si a la escoba agarra, no hay escondite que valga.
Esta vez tuvieron suerte,
Josefina tenía sed, a la heladera la abrió y agua fresca se sirvió.
Y al ver abierta la puerta
corrieron a pierna suelta y ahí dentro a carcajadas celebraban su escapada.
Y cuando entra el patrón con un
jugoso limón, al ver la fuente vacía dice a su esposa María: “La cocinera
Ramona anda mal de la memoria ¡Otra vez esta semana la fuente no tiene nada!”
¡Pobre Ramona! Ella tiene una
memoria excelente es la ensalada que siempre se le escapa de la fuente.
FIN
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