León es un bebé con tanta, tanta energía que no deja de jugar ni de noche ni de día.
Aunque León tiene cinco años, se cree súper grande. "Es porque aprende rápido",asegura su madre. Antes del año ya armaba oraciones completas y apenas dejó la cuna quiso andar en bicicleta.
León aprendió a caminar como cualquier hijo de vecino pero en cuanto se largó a correr, ¡parecía el Correcaminos!
Todos lo quieren en su equipo cuando hay una carrera, aunque el contrario protesta: "¡Con León gana cualquiera!".
La verdad es que a Leoncito no le gusta la competencia. Ni copas ni medallas son de su preferencia.
A él lo que le interesa, sin ningún lugar a duda, es poder ir al rescate de quién necesite ayuda.
Cuando el oculista revisó a León, se le cayeron los lentes.
"¡Ve todo el consultorio, y el del médico de enfrente! Tiene una vista perfecta. Mira a través de los muros. Debe tener rayos X. Nunca vi algo así, lo juro".
A León le gusta el rock y lo escucha súper fuerte; pero aunque use auriculares otros sonidos advierte.
Si a veinte cuadras un perro se lastima y aúlla, León llega a socorrerlo antes que una patrulla.
Que León es extraordinario salta a la vista. Todos creen que algún día será un gran deportista.
Pero León sueña otra cosa para su porvenir: Ser el héroe de los cuentos que lee antes de dormir.
FIN
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